Los Grandes Iniciados


Los Grandes Iniciados

Los Grandes Iniciados

Incitado por un comentario respecto a la lectura del libro Los Grandes Iniciados, cuyo autor es un escritor ocultista de nombre Edouard Schuré, decidí escribir un artículo respecto al mismo. Lo consideré importante puesto que, a pesar de haber sido escrito a principios del siglo pasado, continúa siendo una fuente de información a la que recurren muchas personas involucradas en el llamado Movimiento New Age.

Este último es a su vez la fuente de vida de numerosos cultos y sectas, apropiadamente denominadas novaéricas, las cuales son el blanco principal de esta bitácora. Así que me dí a la tarea de poner algunas cosas en claro respecto a este popular libro.

Edouard Schuré fue un escritor y filósofo francés que nació a mediados del siglo XIX y murió ya entrado el siglo XX. Siendo de tendencia esoterista, fue influenciado por diversos filósofos entre los que se están Rene Descartes, Immanuel Kant, Friederich Nietzsche y Rudolf Steiner. Este último, habiendo dirigido una logia masónica así como su propia escuela esotérica “antroposófica”, tuvo especial influencia sobre él. Precisamente fue Steiner quien originalmente sugirió que “El ser de Cristo es central en todas las religiones, aunque es llamado con distintos nombres por cada una.”, la postura que Schuré muestra en su libro.

Schuré fue un autor cuyos escritos fueron felizmente publicadas por alguna editorial masónica, como la de la del Templo Masónico de Chicago o, actualmente, la editorial Rudolf Steiner. Dicho esto, recomiendo en un principio estudiar un poco sobre como ha sido la relación que han tenido entre sí la francmasonería y la Iglesia Católica a lo largo de la historia. Una vez haciendo conciencia de la misma, la opinión de Schuré, como aquella de la masonería, no parecerá científica ni parcial.

Dejando a un lado sus influencias, en su libro Schuré comienza atacando al cristianismo falsamente sugiendo que la religión y la ciencia aparecen como fuerzas enemigas, que la Edad Media europea era semibárbara, que la Iglesia oponía la fe a la razón. Es una lástima que este hombre, en su calidad de escritor, no haya conocido de historia y que casi 80 años después de la publicación de Los Grandes Iniciados siga confundiendo a sus lectores.

En su intento por “reunir” todas las religiones lo único que logra es una unión pegada con un lápiz adhesivo: no tiene gran fuerza. Me parece una unión plenamente artificial basada en arbitrariedades, suposiciones, estudios históricos actualmente inválidos e ideas de dudosa veracidad tomadas de los personajes quienes lo influenciaron.

Por ejemplo, Schuré presenta a la Atlántida como algo real, cuando en realidad no hay pruebas que que ese continente haya existido, así como habla de los “hiperbóreos” de la mitología griega como si su existencia hubiera sido real. Recomiendo la leer la explicación científica de la leyenda “hiperbórea”.

Edouard Schuré anuncia que el profeta persa Zoroastro vivió entre 4000 y 5000 años a.C., sin descontar la, según el, “nada improbable” posibilidad de que haya vivido incluso antes de ese tiempo. La evidencia histórica, sin embargo, sitúa la vida de este personaje en alrededor del siglo 1000 a.C.

Para Schuré, básandose en la “tradición brahmánica”, Europa y la mayor parte de Asia estaban bajo el agua hace 50,000 años. Debería informársele a los geólogos modernos, porque al parecer viven en la ignorancia.

Los Grandes Iniciados habla sobre los Escitas, presentándolos como una cultura que existió 4000 o 5000 años de nuestra era (por lo visto Schuré tenía afinidad por esos años) y que ocupaba un territorio que se extendía “desde el Océano Atlántico hasta los mares polares” y que estaba cubierto por “espesas selvas”. La realidad es que Escitia estaba localizada en Eurasia hace menos de 3000 años, no sobre un “territorio emergido de las olas” hace 6000 o 7000. Claro, si uno hace caso a la ciencia.

Y eso no es todo, este escritor presenta textos bíblicos (considérense sagrados o no), alterados a su manera, para que no contradigan lo que expone en su libro. Por ejemplo, presenta el siguiente pasaje “bíblico” que refiere a la tentación de Jesús en el desierto:

Soy César. Inclínate nada más y te daré todos esos reinos.

Jesús le dijo: ¡Atrás, tentador! Escrito está: “No adorarás más que al Eterno, tu Dios”.

Cuando en realidad la Biblia dice:

A continuación lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todas las naciones del mundo con todas sus grandezas y maravillas.

Y le dijo: “Te daré todo esto si te arrodillas y me adoras.”

Jesús le dijo: “Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, y a El sólo servirás.»

Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles a servirle.

Mateo 4:8-11

En su respuesta al ofrecimiento del “tentador”, el “Jesús” de Schuré dice algo que no viene al caso. El “tentador” quizá se quedó un tanto confundido y después le dijo algo así como “Oye, te ofrecí algo, no te pregunté a quien tengo que adorar.”

En la Biblia, sin embargo, Satán ofrece algo y Jesús le responde que a Dios lo tienes que adorar y servirle, no andarlo tentarlo. Es decir, Jesús se identifica con Dios, lo cual es contrario a todo lo que Schuré tiene que decir en su libro al respecto de la cristiandad.

No es mi intención ser “religioso” en esta crítica, pero aquí puede verse la intención de Schuré de alterar la información existente para sus propios fines. No muy científico de su parte.

Dados estos y numerosos otros errores expuestos en los escritos de Edouard Shuré, me parece increíble que este autor hable de ciencia cuando la ciencia es precisamente lo que brilla por su ausencia en su libro. Más increíble aún cuando además acusa a la Iglesia Católica de peleada con la misma.

Por último, sin querer dar a entender que estas son las únicas mentiras presentadas por Edouard Schuré, en una actitud groseramente racista, y seguramente influenciado por las ideas de su maestro Rudolf Steiner, llama “degenerados” a los actuales representantes de la que llama “raza negra”, comparándolos a sus parientes nubios y absinios de antaño que de alguna manera eran mejores..

De hecho, Schuré habla del sistema de razas en la “tradición bramánica” como si fuera algo digno de admirarse. Quizá por eso, y al haber sido influenciado por ideas racistas de otras fuentes, para él era de lo más natural considerar a su vez a los supuestos “descendientes de la raza roja”, los indios de las américas, unos “pobres retrasados”.

Se podría, claro está, sugerir en defensa de Edouard Schuré y su libro Los Grandes Iniciados que este último fue escrito en una época en la que la ciencia no estaba tan avanzada como lo es ahora. Que quizá habría que perdonarle los crasos errores de carácter científico que muestra. Pero esta crítica más que atacar un libro tiene como objetivo atacar el hecho de que aún ahora hay gente que lo considera digno de ser consultado.

Reconociendo que quizá al escribir este artículo hayan algunos quienes, por diversos motivos, tengan interés en leerlo – ya sea para consultarlo o por curiosidad – publico este enlace en el que encontrarán el libro Los Grandes Iniciados en formato PDF.